¡Ay qué dolor, madre mía!- piensa Florita en la cama. Ha bajado todas las persianas para que la habitación quede a oscuras y no para de embadurnarse en vinagre. Se ha quemado cual cangrejo al sol. Todo ha empezado por la mañana, tocaba reunión vecinal en la piscina y cada uno ha bajado un plato para comer, el que más le ha gustado personalmente ha sido el de su amiga Pepi. Los chupitos de crema de tomate venían muy bien para refrescar un día tan caluroso. Por supuesto, ha venido también Lorelai, cargada con su eterna quiche, para restregársela una vez más a Florita por las narices. Pero Florita ha decidido no entrar al trapo y comportarse como le enseñó su madre. Se ha sentado con ella al borde de la piscina y ha estado charlando de forma distendida sobre cocina, viajes, moda... Incluso han compartido pequeños trucos de belleza: Lorelai le ha dado un bote de aceite del kilimanjaro que según una antigua leyenda, usaban las antiguas princesas tribales ya que hidrataba enormemente la piel a la vez que protegía del sol y confería un moreno espectacular. Florita se lo ha extendido por el cuerpo y aunque olía un poco a aceite de freír pescado, ha preferido no decir nada y se ha puesto a tomar el sol deseosa de ver el resultado. ¡Y menudo resultado! La muy bruja de Lorelai la había engañado, no era aceite del kilimanjaro sino ¡aceite de freír sardinas! Menos mal que su buena amiga Pepi le ha subido un termo con la crema de tomate que ha sobrado para que se refresque...
INGREDIENTES
(6 personas aprox.)
- Dos kilos de tomates pera o canarios
- Medio decilitro de aceite de oliva virgen extra
- De quince a veinte bolitas de mozzarella (de las pequeñitas)
Para el aceite de albahaca: un poco de aceite de oliva virgen extra, unas ramitas de albahaca y sal.
PREPARACIÓN
Troceamos los tomates sin pelar y los batimos en un vaso de minipimer con el aceite y un poco de sal. Pasamos la mezcla por un colador, añadimos un chorrito de agua fría para aligerarla (tiene que quedar más bien espesa) y la ponemos a enfriar en el frigorífico.
Mientras se enfría, preparamos el aceite de albahaca: batimos el aceite con las ramitas de albahaca (unas diez aproximadamente) y un poco de sal y lo metemos en un biberón de cocina para decorar.
Servimos en vasitos de chupito con las bolitas de mozzarella ensartadas en un pincho (o palillo) y decoramos la crema con el aceite de albahaca.
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