Hoy lunes de vuelta al gimnasio, Florita se ha encontrado con la peor de sus pesadillas, ¡control de daños postvacacionales!. Jeremy, su entrenador personal, ha traído una báscula digital y uno a uno ha obligado a todos los clientes del gimnasio a pesarse ante la cruel mirada del resto. Cuando le ha llegado el turno a Florita, se ha puesto tan nerviosa que los pies le han empezado a sudar a mares (como le pasa siempre que se pone nerviosa) solo que esta vez, al estar descalza, el sudor ha empezado a chorrear por la báscula que, como era digital, ha empezado a parpadear y a oler a chamusquina. ¡Fuego! Han gritado de pronto los allí presentes. Florita se ha mirado los pies y, efectivamente, la báscula había pegado un chispazo y empezado a arder. Jeremy ha tenido que romper el cristal del extintor y cual Rambo en Vietnam se ha puesto a disparar espuma a diestro y siniestro. ¡No siento las piernas! ¡Ahhhhh! El caos total. Las señoras que habían acudido a una sesión de body bump han acabado nadando entre espuma tratando de no ahogarse, la clase de yoga ha quedado cual Pompeya tras la erupción del Vesubio, todos encajados en la postura karnapidasana, a los musculitos de la sección de culturismo se les ha desteñido el bronceador falso... y Florita, muerta de la vergüenza se ha escabullido silenciosamente a su casa, eso sí sin olvidarse de coger su toalla y cinta del pelo.
Tras el susto, y para terminar de reponerse, Florita se ha preparado un tomate relleno, ligero, eso sí, para dar comienzo a su dieta otoñal.
INGREDIENTES (por comensal)
- Un tomate de ensalada, grande y lustroso
- Una bola de mozzarella fresca de búfala
- Un puñado de aceitunas negras griegas
- Un chorro de aceite de oliva virgen extra
- Un manojo de albahaca fresca
- Sal y pimienta recién molida
PREPARACIÓN
Pelamos el tomate con un pelador o escaldándolo (echamos el tomate un minuto aproximadamente en agua hirviendo con sal). Dejamos enfriar en el frigorífico durante aproximadamente media hora.
Cortamos el tomate en capas horizontalmente (de tal forma que al ponerlas una encima de la otra podamos reconstruir el tomate). Loncheamos la mozzarella y preparamos una pasta de aceitunas batiéndolas en la mini pimer.
Montamos el tomate, siguiendo el orden tomate- mozzarella- pasta de aceitunas.
Llenamos un biberón de salsa que previamente habremos preparado con el aceite de oliva y la albahaca fresca. Salpimentamos el tomate y adornamos con el aceite aromático.
Tremendoooo
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