Es el día de la final del concurso culinario "Master Pinche". Florita se encuentra ante el jurado de chefs, liderado por el mismísimo Jamie Cucumber (pelo Pantene incluido). Junto a ella hay otras cuatro finalistas que, como Florita, aspiran a ganar la cena para dos en el Chateâu Melón con el querubín rubio. Tras semanas de ardua competición en las que ha tenido que cocinar una paella en la cumbre del Himalaya, asar un chuletón en medio del Amazonas o flambear unas crêpes suzette en el Antártico, el fin del concurso ha llegado. La principal rival de Florita se llama Mariana, una contable que no ha dudado en ningún momento en usar sus malas artes para boicotear todos sus platos. Al principio Florita no sospechaba de ella cuando, misteriosamente, el suflé salía crudo del horno o cuando la mayonesa se cortaba como por arte de magia. El afán por conquistar el primer puesto y el corazón del señor Cucumber no tiene límites para ella. "Señor Cucumber, ¿puede acercarme la sal?" entona la mala pécora mientras sonríe, desafiante, a Florita. Pero ella no se va a dejar amedrentar, a pesar de que el pollo asado que pensaba servir se haya quemado en el horno y que la salsa se haya pegado sin remedio al fondo de la olla, Florita inspira dos veces y rememora las vacaciones gastronómicas que pasó en la Costa Catalana con su amiga Pepi. Llega el momento de la verdad. Todas las concursantes presentan sus creaciones para que el jurado las pruebe y decida. Muselina de zarzamora en nido de lavanda; Falsa dorada de río sobre falso caviar de falso esturión; Cocotte de verduras esmeriladas con coulís de popurrí... La cara de Jamie permanece impasible frente las magnificencias que presentan ante su paladar. "Poco original". "Demasiado visto". De pronto, un ligero brillo aparece en sus ojos, Florita deposita con delicadeza el plato de loza sobre la mesa. Cucumber prueba un bocado y una lágrima de emoción asoma en sus ojos, después otro y otro más, hasta que termina mojando el pan en el aceite de la maravillosa escalivada con anchoas de nuestra amiga. Florita está muy contenta, mientras en su cabeza da vueltas al modelito que llevará la noche de la cena...
(para 4 personas)
4 pimientos rojos grandes
1 cebolla grande
1 berenjena grande
2 tomates medianos
3 dientes de ajo (uno para untar el pan)
1 lata o tarro de anchoas de alta calidad
En una fuente de horno disponemos todas las verduras con un chorrito de agua en el fondo, excepto los tomates que se añadirán después. Habremos pelado la cebolla y la berenjena. Metemos en el horno, previamente calentado a 180 grados, durante aproximadamente una hora (hasta que la piel se despegue de los pimientos) y los tomates solo media hora, pues se hacen antes. Una vez cocinadas, dejamos enfriar, retiramos los ajos, y pelamos y despepitamos las verduras. Cortamos los pimientos en tiras, los tomates y la cebolla en cuartos, y la berenjena, a lo largo, en cuatro partes. Aliñamos con un generoso chorro de aceite, unas gotitas de vinagre para realzar el sabor, sal y pimienta, y reservamos. En el horno caliente, metemos una rejilla con cuatro rebanadas de la hogaza, grandes. Tostamos hasta que se marque un poco la rejilla y se dore el pan. Untamos bien de ajo. Preparamos un plato grande y montamos el pan con la escalivada y dos o tres anchoas encima (dependiendo del tamaño), por cada rebanada. Coronamos con un chorrito de aceite y servimos rápidamente para que el pan no se enfríe.
Me gusto mucho la receta.
ResponderEliminarMuy divertida historia y excelente receta.
ResponderEliminarPero lo que se lleva el premio es esa maravillosa ilustración.
Qué entretenida y creativa forma de presentar una receta
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