Rosario se presentó como
candidata al programa de belleza de televisión con un único objetivo: que el
estilista de sus sueños, Gustavito L’amour, descubriera en ella toda la belleza
oculta tras muchos años de rechazo y burlas. Por eso, cuando Gustavito eligió a
otra en su lugar, la decepción de Rosario fue mayúscula. Sin embargo, no dio
muestra alguna de su desilusión. Cuando por fin llegó la grabación del programa
final, Rosario ya había superado por completo su último rechazo y decidió
acudir como público. Por eso, cuando le cortó la cabeza a su amado Gustavito
L’amour y se la colocó a modo de clutch debajo del brazo, lo consideró el mejor
de los homenajes que podía hacerle a su ídolo. La sintonía del programa comenzó
a sonar en el plató. Rosario imaginó al jurado y al público esperando
impaciente y atento. Las puertas comenzaron a abrirse y la gente empezó a
aplaudir. Rosario sonrió, segura de sí misma. Colocó la mano derecha en la
cadera, tal como había visto hacer a las celebrities mientras en la otra
sostenía su nuevo bolso y se dispuso a entrar…
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